Visitaremos el Museo de San Francisco, que se localiza en
el templo de San Francisco de Quito es la edificación religiosa de mayor
extensión en la región. Allí se albergan 4 mil objetos, entre esculturas,
lienzos y muebles. El convento más hermoso de América. Con 3,5 hectáreas , San
Francisco es una estructura impresionante. Desde 1983 ha sido intervenido
por la Agencia
Española de Cooperación Internacional y el Instituto de
Patrimonio Cultural. En 1996 se adaptó un sector del templo para el Museo
Franciscano. Y hoy en este lugar se exhiben 250 obras, de autores como Miguel
de Santiago, Caspicara y Legarda.
Se dice que allí, en tiempos precolombinos, funcionaba un
centro de intercambio comercial entre los señoríos. También se refiere, desde la Colonia , que Felipe II de
España se asomaba a las ventanas de El Escorial para ver las cúpulas del templo
quiteño y comentar lo cara que le estaba resultando la obra. Y, finalmente,
hacia 1600 el mítico Cantuña es el centro de un hazaña arquitectónico-demoníaca
al atribuírsele, popularmente, la construcción del atrio.
Lo bueno es que hasta ahora falta una piedra, en uno de los
bajantes de agua de las escalinatas: por eso su alma aún no ha sido captada por
Satanás. Pero las leyendas son solo una de sus riquezas. La construcción misma
representa una proeza, pues la planta del convento tiene que vencer la pronunciada
inclinación de las faldas del Pichincha. Y ya en su interior, el oro del
incario y el talento de los artesanos de la Escuela Quiteña
inscriben una impronta que convierte al lugar en irrepetible. Cerca de 4
mil obras, entre esculturas, lienzos, pintura mural, artesonados y mueblería,
se distribuyen por un área de 3,5 hectáreas , con un templo central, dos
capillas, tres claustros principales, una abadía, un huerto y una nostálgica
cervecería.
El recorrido empieza por el coro de la iglesia, un precioso
habitáculo con capacidad para 61 frailes, franqueado por dos órganos alemanes y
decorado por un exquisito artesonado de estilo mudéjar, compuesto de 4.600
piezas de madera, en cuyo centro hay una peculiar estrella de ocho puntas.
De este sitio se desciende a las salas de exhibición, donde
se aprecian obras de Miguel de Santiago (como la emblemática "Inmaculada
Eucaristía"), Diego de Robles, el Padre Carlos, Manuel Chili
"Caspicara", Bernardo de Legarda, Gregorio de Vásquez, Mateo Mexía,
grabados alemanes del siglo XVIII y un mapa de Sudamérica pintado en 1775. El
final de la visita es hacia el extremo norte del convento, en la antigua
cervecería creada por los frailes en 1566. En su sala de recibimiento hay una
taberna y en la posterior está la galería y los instrumentos con los que se
preparaba la bebida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario