martes, 1 de abril de 2014

BELLAS ARTES

MUSEO FRAY PEDRO GOCIAL





Visitaremos el Museo de San Francisco, que se localiza en el templo de San Francisco de Quito es la edificación religiosa de mayor extensión en la región. Allí se albergan 4 mil objetos, entre esculturas, lienzos y muebles. El convento más hermoso de América. Con 3,5 hectáreas, San Francisco es una estructura impresionante. Desde 1983 ha sido intervenido por la Agencia Española de Cooperación Internacional y el Instituto de Patrimonio Cultural. En 1996 se adaptó un sector del templo para el Museo Franciscano. Y hoy en este lugar se exhiben 250 obras, de autores como Miguel de Santiago, Caspicara y Legarda.
Se dice que allí, en tiempos precolombinos, funcionaba un centro de intercambio comercial entre los señoríos. También se refiere, desde la Colonia, que Felipe II de España se asomaba a las ventanas de El Escorial para ver las cúpulas del templo quiteño y comentar lo cara que le estaba resultando la obra. Y, finalmente, hacia 1600 el mítico Cantuña es el centro de un hazaña arquitectónico-demoníaca al atribuírsele, popularmente, la construcción del atrio.
Lo bueno es que hasta ahora falta una piedra, en uno de los bajantes de agua de las escalinatas: por eso su alma aún no ha sido captada por Satanás. Pero las leyendas son solo una de sus riquezas. La construcción misma representa una proeza, pues la planta del convento tiene que vencer la pronunciada inclinación de las faldas del Pichincha. Y ya en su interior, el oro del incario y el talento de los artesanos de la Escuela Quiteña inscriben una impronta que convierte al lugar en irrepetible. Cerca de 4 mil obras, entre esculturas, lienzos, pintura mural, artesonados y mueblería, se distribuyen por un área de 3,5 hectáreas, con un templo central, dos capillas, tres claustros principales, una abadía, un huerto y una nostálgica cervecería.
El recorrido empieza por el coro de la iglesia, un precioso habitáculo con capacidad para 61 frailes, franqueado por dos órganos alemanes y decorado por un exquisito artesonado de estilo mudéjar, compuesto de 4.600 piezas de madera, en cuyo centro hay una peculiar estrella de ocho puntas.

De este sitio se desciende a las salas de exhibición, donde se aprecian obras de Miguel de Santiago (como la emblemática "Inmaculada Eucaristía"), Diego de Robles, el Padre Carlos, Manuel Chili "Caspicara", Bernardo de Legarda, Gregorio de Vásquez, Mateo Mexía, grabados alemanes del siglo XVIII y un mapa de Sudamérica pintado en 1775. El final de la visita es hacia el extremo norte del convento, en la antigua cervecería creada por los frailes en 1566. En su sala de recibimiento hay una taberna y en la posterior está la galería y los instrumentos con los que se preparaba la bebida.


MUSEO MIGUEL DE SANTIAGO

MUSEO MIGUEL DE SANTIAGO (Quito)


Entre los museos de Quito, merece especial mención el que conservan los padres Agustinos en su convento, al que con justicia dieron el nombre de uno de los más notables y representativos artistas de la Escuela Quiteña: Miguel de Santiago.
Su historia se remonta a 1580, año en que, bajo la dirección del arquitecto extremeño Francisco Becerra, se inició la construcción de la iglesia y convento de dicha congregación religiosa.
Para 1606 se hizo cargo de la construcción, tanto del Convento como de la Iglesia, Juan del Corral, quien concluyó los trabajos en 1650.
Fue entonces que -invitado por el padre Basilio de Rivera, General de la Orden, se instaló ahí el reconocido artista Miguel de Santiago, quien durante tres años se dedicó a decorar los claustros con grandes óleos dedicados en su mayoría a recordar pasajes de la vida de San Agustín. Todo el complejo alberga 29 obras del gran maestro, cuyos restos mortales yacen en una de sus criptas.
Situado dentro del convento, en las calles Chile y Flores, el museo no solo posee los extraordinarios óleos de Miguel de Santiago sino que posee además valiosas estatuas y esculturas de los siglos XVII, XVIII y XIX, todas ellas de carácter religioso.
El museo también exhibe valiosas obras de otros grandes artistas de la afamada Escuela Quiteña como lo fueron Nicolás Javier Goribar y Bernardo Rodríguez.
Una de las piezas más sorprendentes del museo es el magnífico Cristo Yacente del siglo XVII, perteneciente a las escuelas de Castilla de España, y que fue obsequiado por la Madre Patria al convento. La figura de Cristo está rodeada por cuatro candelabros de la muerte en los que la jerarquía política-religiosa de la época está representada en forma de calaveras.
El recorrido por el Museo concluye con una visita a la Sala Capitular, sitio donde se realizan los concilios agustinos y donde el 16 de agosto de 1809 se reunió un Cabildo Abierto para jurar lealtad absoluta a España y a su soberano Fernando VII.
También es digno de mención un retablo del escultor Pampite, cuyo Cristo tiene una tonalidad oscura, signo del mestizaje del siglo XVII.

Museo Convento San Diego

Museo Convento San Diego

Muestra de la colección de arte del Museo Casa de Benalcázar Quito EcuadorTiene gran riqueza en lienzos, esculturas y doraciones. Las obras llevan el talento de la Escuela Quiteña del siglo XVIII. El convento de San Diego era la antigua recoleta de la orden franciscana. Sus paredes guardan preciosos lienzos con alegorías a la pasión de Cristo, a la asunción de María y a la vida de castidad y pobreza de santos como Francisco de Asís y Diego de Alcalá, patrono del convento. Piezas que resultan de gran interés son el púlpito, un ejemplo de la ornamentación barroca del siglo XVIII; la imagen de la Virgen de Chiquinquirá; y el crucifijo por sobre el cual el bohemio padre Almeida salía a sus jaranas nocturnas.
La proliferación de conventos en la América india fue la estrategia de propagación del catolicismo hacia cada uno de los habitantes naturales de las colonias españolas. La exigencia en la preparación espiritual de los clérigos obligaba que sus recintos, a los que se llamó recoletas, fueran construidos en "edenes" lo más alejados del mundanal ruido. Así, el Convento de San Diego, ubicado actualmente hacia el sur de Quito, se inscribe en esta línea. El inicio de su construcción se sabe de finales del siglo XVI. En 1598 la congregación franciscana obtuvo del Cabildo la autorización para levantar la obra, bajo la dirección del padre Bartolomé Rubio. Entre este año y 1602, quiteños acaudalados donaron terrenos, logrando una extensión de tres cuadras.
Hacia 1603 se había concluido la iglesia, y el convento estaba en fase avanzada. En 1626 los patios internos del claustro habían sido concluidos. Y los anales del Cabildo señalan que por 1650 San Diego ya oficiaba como una casa de retiro para "veinte religiosos de penitente vida". Todavía faltaban pequeños detalles, por lo que en 1689 fue nombrado "Obrero Mayor" de la construcción al legendario fray Manuel de Almeida, pícaro monje que usaba un crucifijo como la escalera que lo conectaba con la ciudad nocturna y bohemia. El lugar incluso toma más fuerza mítica por la presencia de otro héroe del imaginario quiteño: Cantuña. Si bien él pinta como constructor del atrio de San Francisco, sus manos nunca estuvieron allí, sino en San Diego, donde hizo algunos trabajitos de cerrajería por los que cobró siete pesos. Hacia la mitad del XVIII, el Convento fue concluido totalmente con acabado impecable, según cuenta el viajero inglés William Stevenson: "Casi oculto en medio de los árboles y de las rocas este retrete es de los románticos. Se ha puesto especial cuidado en que este edificio aparezca como una ermita aislada.Es tal vez en todo el Nuevo Mundo la morada que más conviene al retiro religioso...".
La sola concepción arquitectónica del Convento de San Diego ya es un referente patrimonial. No obstante, al interior las joyas son mayores. Como el artesonado de estilo mudéjar que adorna el cielo raso del presbiterio. El púlpito principal de la iglesia también es tesoro. Su ornamentación guarda la impronta del barroquismo del siglo XVIII y su diseño presenta un cáliz junto a una vid que asciende entre columnas salomónicas.
En la pinacoteca de la iglesia se pueden apreciar lienzos alegóricos a San Francisco de Asís, con firma de Andrés Sánchez. Pero entre los que destacan están la "Misa Gregoriana", atribuida a Miguel de Santiago; "Nuestra Señora de Chiquinquirá", de factura colombiana; el cuadro de Cristo agonizante, de autor anónimo, que se dice inspiró la "Piedad" de Caspicara; y la imagen de la Pasión del Señor, cuya autoría se confiere a Francisco Albán. Una visita a este museo es un encuentro con al arte quiteño, más allá de los nombres consagrados.

Dirección: Calicuchima No.117 y Farfán.
Abierto: Lunes - Sábado, de 09h00 a 13h30, 14h30 a 17h00
Servicios: Tours.

Monasterio Santa Catalina de Quito


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CENTRO DE ARTE CONTEMPORÁNEO














El edificio histórico donde ahora se encuentra el Centro de Arte Contemporáneo, tuvo múltiples usos desde su construcción a inicios del siglo XX. Fue por orden del presidente Eloy Alfaro que se construyó con el propósito de ser un sanatorio para enfermos de tuberculosis, y tuvo esta función hasta 1922 cuando se transformó en cuartel militar. Luego vendría la Guerra de Los Cuatro Días en la cual morirían alrededor de 2,000 personas, y entonces este edificio fue ocupado por los partidarios de Neptalí Bonifaz (presidente depuesto por el Congreso en aquel entonces) en 1932. Dos años más tarde empezaría a tener su función como Hospital Militar, la misma que duraría hasta el año de 1979.

Para el mencionado año, el edificio ya presentaba un deterioro avanzado. Funcionaron ahí oficinas gubernamentales por poco tiempo, luego fueron hogar de gente desposeída, alrededor de 45 familias. En el 2006 vendrían las negociaciones con estas familias por parte del Municipio para su desalojo.

Desde el siguiente año comenzaría la remodelación del edificio hasta el 2008 donde se lo inauguró con el nombre de “El Bicentenario”, esto en memoria de la conformación de la Primera Junta Soberana de Gobierno en suelo sudamericano el 10 de agosto de 1809.

El edificio posee numerosos pabellones y salas para exhibiciones, brinda nuevas tecnologías museísticas para diferentes tipos de exposiciones, además posee un café y una librería. Pronto también existirá una biblioteca, mediateca, auditorio y almacenes.

El edificio del Antiguo Hospital Militar de Quito está abierto a todo el público, su entrada es gratuita, aunque el costo de acceso a las exhibiciones pueden variar.
El Centro de Arte Contemporáneo de Quito se encuentra ubicado en el barrio de San Juan, en las calles Luís Dávila y Venezuela, atrás del Colegio Mejía, en el centro-occidente de Quito.
El horario de atención del museo es de martes a domingo de 9h00 a 16h30.


IGLESIA LA MERCED

Iglesia La Merced
Esta es la iglesia que actualmente vemos y que se inspiró en la iglesia de La Compañía de Jesús, pero modificándola en los aspectos arquitectónico indispensables para el uso de la comunidad mercedaria que, por su naturaleza conventual requería entre otros aspectos, de un amplio coro alto.El retablo mayor, obra de Bernardo Legarde, contiene la venerada imagen de la Virgen de la Merced realizada en piedra.

Dirección
La iglesia y convento se encuentran en las calles Chile y Cuenca.

Fecha de Construcción
Empezó su construcción al inicio del siglo XVII. En 1.701 solo se pusieron los cimientos del actual templo, ya que el anterior fue destruido por el terremoto de 1.660. La torre se acabó en 1.736, y en 1747 se hizo la dedicación de la iglesia.

Descripción
Esta iglesia se levantó en honor a la Virgen María protectora de la ciudad después de las erupciones volcánicas del Pichincha que amenazaba con destruirla a mediados del siglo XVII.

A la Basílica de la Merced se entra por la plaza del mismo nombre, la mejor vista del templo se tiene desde ese lado: el gran lienzo blanco sobre el atrio de piedra, la torre cuadrangular con aire arábigo en el cuerpo superior y remate; la cúpula central, airosa y los cuatro cupulines con linterna sobre el lienzo.

La puerta de acceso tiene un representativo marco de piedra: pilastras de nichos intercalados y adornos tan caros para los canteros indios.

Atractivos
• Convento de La Merced: Al interior de Convento se admira el claustro principal. Así mismo se encuentran estupendas obras de la Escuela Quiteña, entre ellas la extensa serie de la vida de San Francisco Xavier y obras de Miguel de Santiago, Olmos, Albán, Pinto, Cadena entre otros.

Altar: En el nicho central del altar mayor está la Virgen de las Mercedes, a la que Sucre rindió su espada vencedora en la Batalla de Pichincha. Es una estatua de piedra, de tamaño natural. Cuando ocurrío las erupciones del Pichincha, los quiteños la sacaban en procesión.

Claustro Principal: El claustro principal de la iglesia es uno de los más atractivos de Quito, con pilares de piedra y fascinantes pasadizos blancos, así como un patio ancho que tiene una magnífica fuente tallada en piedra en el centro, con una figura de Neptuno. En el claustro superior hay una serie de pinturas que representan la vida de San Francis Xavier, que fue pintado por el Hermano Hernando de la Cruz..